Reyes Balmaceda se casó en Asunción con Francisca Benítez lo que le permitió incorporarse a una de las familias más relevantes, tanto económica, social y política, de la provincia.
El siguiente paso fue, como era costumbre desde la segunda mitad del siglo XVII, comprar el cargo de gobernador lo que se hacía bajo la eufemística expresión de “donativos” o “aportes” a la Corona.
Reyes Balmaceda viajó a Charcas para que la Real Audiencia autenticara esa adquisición.
Tras esta matanza injusta de personas, entre las que habían solo mujeres, niños y ancianos, tomó unos 70 prisioneros.
Todos los adultos varones escaparon y la respuesta no se hizo esperar.
Como las denuncias no eran suficientes, la Audiencia comisionó al juez José García y Miranda para que exigiera al gobernador la entrega de todas las actuaciones de las personas detenidas, ponerlos en libertad si los motivos no fueran suficientes, levantar los embargos y devolver 1400 arrobas de yerba confiscadas.
Se trataba de un cargo importante porque estaba prohibido hacer la guerra a los indios sin agotar los medios para mantener la paz.
Vender lar armas recibidas por el cabildo • Cuarto: Fijar nuevos impuestos con el pretexto del ramo de guerra precisamente en el momento en que el Rey mandaba derogar la sisa de Santa Fe para aliviar a los productores.
• Quinto: Haber tomado el cargo de gobernador sin la dispensa real o "dispensa de naturaleza" Cnecesaria por estar casado con una mujer emparentada con importantes funcionarios provinciales, tanto civiles como eclesiásticos.
• Sexto: Cerrar la provincia controlando personalmente la correspondencia de ingreso y egreso, entre otras cosas, para impedir que se pueda recurrir a los tribunales superiores.
En el “Memorial ajustado” escrito por Antequera quedaron registrados todos los testigos que comprobaron la veracidad de las imputaciones.
Esta demora le permitiría trasladar todos sus bienes fuera de la provincia y/o transferirlos a terceros.
[8] Por otro lado, para esa época, el juicio de residencia había entrado en franca decadencia.
Desde San Ignacio Guazú avisó su regreso al cabildo mientras se hacía reconocer como gobernador en ese pueblo jesuítico.
I, ley XXII] Antequera envió soldados fuera de su jurisdicción y apresó a Reyes Balmaceda en Corrientes con vista no solo a controlar su persona sino limitar sus gestiones y contactos externos para conseguir su restitución.