Diego de Aliaga y Santa Cruz

Al mismo tiempo se dedicó al comercio y estuvo comprometido varias veces con los que en Lima conspiraban y promovían la revolución contra el Gobierno español.Por entonces su interés por la independencia pareció vacilar pues negó a los patriotas un préstamo necesario para decidir el paso del Batallón Numancia y aun rogó que no se le mezclara en tales preparativos.Entonces se volcó a participar en la vida política de la naciente República.Por eso, cuando los patriotas evacuaron la capital, los dos permanecieron escondidos en Lima en lugar de acompañar a la evacuación, por temor a las represalias de Bolívar, y luego se presentaron como prisioneros ante el general realista Juan Antonio Monet.Durante el proceso que se le abrió, se le exoneró del cargo de traición, que recayó sobre el general Juan de Berindoaga, pero sus bienes fueron secuestrados por el Estado peruano.