Sus hermanos, igualmente, mantuvieron el estatus familiar dedicándose a la carrera militar y ejerciendo como terratenientes.
Las reses se pusieron a pastar en las fincas que el canónigo sevillano tenía en Dos Hermanas y en Coria del Río, con una superficie total de 1200 hectáreas, y que habían pertenecido a Joaquín Giráldez, colono y tratante de ganado sevillano que controlaba parte del campo bravo de estas localidades.
En esta ocasión se lidiaron "dos toros del Presbítero D. Diego Barquero, nuevos en esta plaza" y que lidiaron Juan Pastor, Manuel Díaz Labi e Isidro Santiago Barragán.
No cuajó el proyecto ganadero ya que.
en 1862, la ganadería fue revendida nuevamente, esta vez a Rafael Laffite y años más tarde a José María de la Cámara, quien se haría con ella en 1885;[9] para, finalmente, vendérsela a Fernando de Arteaga y Silva, marqués de Guadalest.