Luchó en 1339 bajo el reinado de Alfonso XI de Castilla contra los continuos asaltos de Abú-Malik a quien los historiadores han llamado el Infante tuerto Abomelique Picazo, hijo del Emperador reinante en Marruecos.
[1] Diego Fernández de Herrera propuso marchar solo para acabar con Abomelique.
Había estado largo tiempo en África cautivo; por ello conocía los usos y las costumbres de los contrarios.
Volvió a la ciudad lleno de heridas y murió quince días después, siendo enterrado con gran pompa.
Fue recompensado con el título de libertador del pueblo jerezano con que ha sido conservada su memoria.