En 1997 recibió el Gran premio del teatro de la Academia francesa, que se concede para distinguir la carrera dramática de un autor.
Escritor muy precoz, a los ocho años ya había enviado obras suyas a los principales editores de París para intentar sin éxito que se las publicaran.
Participó en compañías de teatro aficionado, a la vez que se dedicaba sin mucho éxito a la labor de crítico literario.
En 1982 publicó su primera novela, Vingt ans et des poussières, con la que ganó el premio Del Duca.
A esa novela y a ese premio le siguieron otros de importancia creciente hasta que consigue el más importante de los que se entregan en Francia: el Goncourt en 1994 por Un billete de ida, en donde narra en un tono que mezcla el humor y la amargura el viaje de regreso a donde nunca se ha ido entre un falso emigrante marroquí y un agregado asesor cultural que acaba de ser abandonado por su esposa.