Diccionario ideológico de la lengua española

Esta parte traslada las voces reunidas en los cuadros sinópticos anteriores a enunciados que se desarrollan en muchas más palabras y expresiones.

Este desarrollo se hace siguiendo siempre el mismo orden en aparición de categorías gramaticales: primero los sustantivos, luego los verbos, los adjetivos, los adverbios, las preposiciones y las interjecciones.

Existen dos tipos: locuciones significantes, dotadas de significación y que pueden subdividirse en sustantivas, equivalentes a un nombre [entre las que podemos distinguir las denominativas, que sirven para nombrar una persona, animal o cosa( tren correo; niño gótico); singulares, equivalentes a un nombre propio (el perro del hortelano); infinitivas (coser y cantar)]; adjetivas, equivalentes a un adjetivo (una mujer de rompe y rasga); verbales, compuestas de un verbo que, asimilando su complemento directo o preposicional, forma un predicado complejo (poner de vuelta y media, 'insultar'); participiales, introducidas generalmente con hecho (hecho un brazo de mar); adverbiales (llamadas tradicionalmente modos adverbiales) equivalentes a un adverbio (a deshora; ni por esas; en efecto); pronominales (cada quisque); exclamativas (¡ancha es Castilla!

); el segundo tipo es el de las locuciones conexivas, que sirven como nexo gramatical, y pueden ser conjuntivas o tradicionalmente modos conjuntivos (con tal que) y prepositivas (en pos de).

En la mayoría de los casos las dos ideas están expresas (a quien madruga Dios le ayuda).

Por último, un modismo es para él la frase hecha que necesita un resorte, algo para aparecer: "Se trata de un término surgido ocasionalmente, como tantos ismos contemporáneos suyos, no creado con designio concreto y que, al ser confrontado e integrado con criterio científico, resulta irresponsable e inservible."

En sus cartas Julio Casares evoca raramente a sus colaboradores y no parece que les haya otorgado ninguna iniciativa; sólo debían de cumplir tareas rutinarias como redactar fichas a partir del Diccionario de la RAE o comprobar la correlación entre la parte analógica y la parte alfabética.

En la reconstrucción del proceso de realización del Diccionario ideológico es interesante ver la relación que se establece entre autor y editor; la confianza mutua permanece constante y Gustau Gili Roig nunca le reprocha a Julio Casares la tardanza en la redacción del manuscrito que hubiera debido entregar, según el primer contrato firmado entre ambos, en 1928.

Su preocupación como empresario es también reducir el coste y eso se nota cuando busca el número ideal de pliegos para ajustarse al formato y al número de páginas.

Finalmente, tanto en el concepto lexicológico de diccionario de ideas afines como en la realización material del Diccionario ideológico, el mundo del Libro europeo funciona para Julio Casares y Gustau Gili Roig como un incentivo y un modelo con el que tratan de equiparar su propia producción editorial.