Los primeros estudios de la dialectología del euskera se hicieron en el siglo XIX, pero su uso y extensión han evolucionado desde entonces.
Bonaparte recogió sus datos en el trabajo de campo entre 1856 y 1869 en cinco visitas al País Vasco.
Sin embargo, la cruz de la comunicación dialectal sin previo conocimiento de cualquiera usando euskera batúa u otro dialecto suele ser posible en una medida razonable con la notable excepción del suletino, que es considerado como el dialecto del euskera más divergente.
Verbos cotidianos en presente: Hay dialectos del euskera que se apartan de este inventario estándar en mayor o menor medida.
El grafema j (históricamente /j/) muestra, con mucho, la divergencia más extrema, seguido de las fricativas y africadas.