La destitución se produjo como resultado funesto de las contradicciones que se habían generado en la Asamblea de Guáimaro, que fueron favorecidas por la caída del Mayor General Ignacio Agramonte; este hecho dejó a la Cámara con las manos libres para actuar en contra de Céspedes.
Los otros jefes y personas civiles que integraban la República manifestaron su conformidad con respecto a este hecho.
Como el vicepresidente, Mayor General Francisco Vicente Aguilera, estaba en el exterior cumpliendo misiones, fue designado para el cargo de Presidente a Salvador Cisneros Betancourt.
Cuando Céspedes conoció la decisión asumió una posición muy digna y aceptó lo designado sin poner resistencia.
Lanzó un manifiesto al pueblo cubano en el que ofrecía su apoyo a la lucha y dijo acerca de este doloroso acontecimiento: