Las actividades no están fijadas a ninguna prioridad, sino que las siguientes se eligen en función del análisis de riesgo, comenzando por el bucle interior.
Si el cliente quiere seguir haciendo mejoras en el software, se vuelve a evaluar las distintas nuevas alternativas y riesgos y se realiza otra vuelta de la espiral, así hasta que llegue un momento en el que el producto software desarrollado sea aceptado y no necesite seguir mejorándose con otro nuevo ciclo.
[1] En 1988, Boehm publicó un artículo similar[2] destinado a una audiencia más amplia.
En un caso ideal, el desarrollador simplemente pregunta al cliente lo que se requiere y el cliente proporciona suficiente información y detalles para proceder.
Sin embargo esto no suele ocurrir en la mayoría de los casos y es necesario que se establezcan negociaciones significativas entre ambas partes para equilibrar la funcionalidad y rendimiento con los costos y tiempo de salida al mercado del producto.
El modelo Win-Win deriva su nombre del objetivo de estas negociaciones, es decir, "ganar-ganar".