Los seis miembros de esta familia desaparecieron sin haberse encontrado rastro y su paradero sigue siendo desconocido.
Este caso ha sido caracterizado como "misterioso" por gran parte de la prensa y los implicados con el mismo.
Este celular se mantuvo activo hasta abril del 2003, 15 meses después de la desaparición.
[2] En el 2006 el abogado querellante de la familia Gill, Elvio Garzón, manifestó que en la desaparición de la familia habían intervenido algunos policías que prestaron también servicios en las dependencias policiales en las zonas donde desaparecieron el contador Amado Abib y del arquitecto Mario Zappegno.
No obstante, varios testimonios informaron que en días previos a su desaparición, se lo había visto "callado, pensativo y muy preocupado".
[12] Durante la investigación del caso, se siguieron pistas por distintas provincias argentinas, así como en Paraguay y Brasil, pero sin lograr resultados.
Entre las distintas hipótesis, se habló de una desaparición no forzada, un enfrentamiento con el dueño del campo y un conflicto sentimental.
Según el juez Acosta, Goette decía: "como los voy a matar, si el menor es hijo mío" cuando se le preguntaba por la familia.
[13] En el año 2015, el nuevo juez, Gustavo Acosta, y el fiscal Federico Uriburu decidieron recomenzar la investigación.
Se realizaron excavaciones en el llamado "Campo del Abasto" en el sector norte de la estancia y cercano al camino vecinal.
Según relata Luisa Gill, Goette hizo quemar los colchones porque estaban manchados con sangre.
[21] Adelia, madre de Margarita, nació en Crucesitas Séptima y se desempeñó en el campo como hachera junto a su familia.