La desaparición en combate puede deberse a muchas causas, pero generalmente tiene un sentido negativo, haber caído en manos del enemigo.
Quizá la causa más benigna para el desaparecido sea por voluntad propia, esto es especialmente fácil para la infantería, la cual, como reconocen los propios militares, su condición le concede la capacidad de quedarse tras la maleza o tras una loma y no participar en el combate si no lo desea.
[1] De esta forma la desaparición en combate se relaciona con la deserción o la cobardía ante el enemigo, ambos tipificados en casi todos los códigos penales militares bajo una u otra definición y penados con las penas más duras.
Esta situación es especialmente grave en guerras de guerrillas donde la crueldad entre ambos bandos suele llegar a niveles terribles.
[2] Los desaparecidos en combate son una de las consecuencias de la guerra que más desmoraliza a la población civil y a la retaguardia; porque pueden ser capítulos que nunca se cierran al no poder los familiares saber si están muertos o vivos ni donde están.