Tienen ocho patas peludas, no tienen ojos ni antenas, un grupo de aparatos bucales en la parte frontal del cuerpo (se asemeja a una cabeza) y una cáscara dura y traslúcida.
Dermatophagoides farinae es muy frecuente y abundante en el interior de hogares (alfombras, colchones, etc.).
Incluso en climas secos, los ácaros del polvo doméstico sobreviven y se reproducen con facilidad en las camas (especialmente en las almohadas), derivando la humedad de la humedad generada por la respiración humana, sudor y la saliva.
Como todos los ácaros, los ácaros del polvo doméstico tienen un intestino simple, no tienen estómago, sino más bien "divertículos", que son sacos o bolsas que desvían de los órganos huecos.
Si bien es cierto que la materia fecal de los ácaros del polvo se incrementará con el tiempo, no hay evidencia científica para estas afirmaciones.
Las deposiciones de estos ácaros y diversas partes de su cuerpo contienen las partículas que al volatilizarse y tomar contacto con la mucosa (revestimiento interno) nasal o bronquial producirán en éstas una inflamación que derivará en rinitis alérgica y/o en asma bronquial.
A diferencia de los pólenes, su estacionalidad es menos notoria y se los encuentra presentes todo el año, sobre todo en zonas húmedas como la costa donde su concentración (salvo excepciones) es mucho mayor que en lugares del interior donde el clima es más seco.
El ciclo de vida del huevo hasta un ácaro adulto dura 30 días.
Los síntomas habituales son de tipo respiratorio en la naturaleza, no suele ser una erupción.
En la actualidad, la mejor forma de tratamiento para las alergias a los ácaros del polvo consiste en evitar los ácaros del polvo y sus alérgenos en combinación con medicamentos como los antihistamínicos, corticosteroides o salbutamol.
[8] Limpiar las camas no elimina los alérgenos, sino que los mezcla con el aire y aumenta su volatilidad.
[12] Los ácaros del polvo se reproducen con una rapidez suficiente como para que sus efectos sobre la salud humana puedan ser importantes.
El lavado no quitará por completo todos los ácaros ni sus excrementos; sin embargo, se eliminará al menos el 90%.
Si una persona es alérgica a los ácaros del polvo, debería utilizar colchones anti-ácaros, colchones que impidan las plagas o fundas especiales, de venta en tiendas especializadas, para los colchones y las almohadas que impiden el paso de los ácaros y sus excrementos a través de ellas.
Sin embargo, lo mejor es limpiar bien la casa (todos los rincones), lavar, secar y vaciar con frecuencia, a pesar de su coste.