La investigación relacionada con la densidad urbana se realiza en diversas áreas, incluidas la economía, la salud, la innovación, la psicología y la geografía, así como la sostenibilidad.[1] Jan Gehl, destacado diseñador urbano y experto en urbanismo sostenible, argumenta que las ciudades dispersas y de baja densidad son insostenibles ya que dependen del automóvil.Una minoría, como Randy O'Toole del Libertarian Cato Institute, responde que el aumento de las densidades se traduce en bienes raíces más caros, mayor congestión vial y más contaminación del aire localizada.[2] A un nivel más amplio, existe evidencia que indica una fuerte correlación negativa entre el consumo total de energía de una ciudad y su densidad urbana general, es decir, a menor densidad, más energía se consume.Los usos no urbanos incluyen espacios abiertos regionales, agricultura y cuerpos de agua.