"[2] Con esta postura, en 1957 encarga a David Alfaro Siqueiros un mural para decorar la sala de la Revolución.
Para crear su obra, el artista realizó una profunda investigación histórica e iconográfica que fue dirigida por especialistas como Nicolás T. Bernal y el profesor Manuel Arellano, quien entonces fungía como Subdirector del Centro de Investigaciones Históricas.
Al final, las dimensiones no fueron suficientes y se tuvo que remover una pared para unir dos salas en un proyecto asesorado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Como este mural fue iniciado hace varios años, se pueden observar en él ciertas transformaciones de estilo que corresponden justamente al tiempo transcurrido.
Ellos, que fueron los más sanos, le dieron a la Revolución Mexicana una línea política."