[6] Los declives y las extinciones masivas en las poblaciones de anfibios son un problema global con causas locales complejas.
Debido a que estas especies estaban localizadas en una reserva natural protegida, donde su extinción no podía relacionarse con la actividad humana, el suceso despertó una especial preocupación entre los científicos.
Sin embargo, desde este escepticismo inicial, los biólogos han llegado a consensuar que los declives en la población anfibia son una amenaza real para la biodiversidad.
El segundo grupo de factores, más complejos y elusivos, que potencialmente estén vinculados con el declive, son: cambio climático, incremento en la radiación UV-B, contaminantes químicos, enfermedades infecciosas emergentes, y deformidades o malformaciones.
Los mecanismos subyacentes a estos factores son complejos y pueden estar trabajando sinérgicamente con los factores del primer grupo, tales como la destrucción del hábitat y las especies introducidas, exacerbando los descensos.
UU.) debido al aumento de peces no nativos (truchas) criados o sembrados para la pesca recreativa.
Las patas de rana son extremadamente populares en Europa, Canadá y los Estados Unidos.
Las ranas de patas rojas californianas, se encuentran actualmente bajo protección federal, señaladas como especie amenazada, y ya no son cosechadas, pero sus poblaciones permanecen en peligro dada la competencia generada por otras especies introducidas.
Es difícil determinar si el uso de los anfibios en la medicina está teniendo un efecto adverso en sus poblaciones naturales.
Se cree que muchas partes de ciertos anfibios tienen propiedades curativas y afrodisíacas.
[22] Muchos sapos del género Bufo producen una toxina llamada bufotenina que tiene propiedades alucinógenas.
Algunos alteran el sistema nervioso central, otros como la atrazina causan una disrupción en la producción y secreción de hormonas.
Todavía no queda claro porque estas enfermedades comenzaron a afectar repentinamente a las poblaciones de anfibios, pero existe algo de evidencia que sugiere que estas enfermedades han sido diseminadas por los humanos, o pueden volverse más virulentas cuando se combinan con otros factores ambientales.
[27] Estas trematodas del género Ribeiroia tiene un complejo ciclo de vida, con tres especies huésped.
Estos ciclos de vida, desarrollan anormalidades en ranas post-metamórficas, incluyendo pérdida o miembros extras.
Las ranas infectadas con esta enfermedad generalmente muestran lesiones en la piel e hiperqueratosis, y se cree que la muerte es causada porque el hongo hace imposible que los anfibios puedan respirar a través de la piel.
[31] Los mecanismos inherentes a las hipótesis de cambio climático presentan mayor dificultad y complejidad en su entendimiento.
Una serie de estudios en los trópicos han encontrado una relación causal entre irregularidades climáticas y declives poblacionales.
[35] También en Brasil, se han detectados declives en poblaciones de anfibios relacionados con inviernos más secos.
Los investigadores han encontrado que la radiación UV-B puede matar a los anfibios directamente, causar efectos secundarios, tales como tasas de crecimiento retardadas, disfunción inmune y trabajar en conjunto con los contaminantes, los patógenos y el cambio climático, potenciando su declive.
Se ha detectado un notable incremento de la radiación UV-B debido al cambio climático y la reducción del ozono estratosférico.
Es altamente probable que los incrementos en la radiación UV-B hayan contribuido significativamente al declive anfibio.
[43] Es probable que las especies anfibias con mayor actividad enzimática (fotoliasas), puedan reparar el daño inducido en el ADN por radiación UV, más eficientemente que otras especies con menor actividad enzimática de este tipo.
Posteriormente, los biólogos descubrieron que las deformidades no solo tenían lugar en Minnesota, sino en todo el mundo en grandes números.
Es muy fácil inducir deformidades en embriones criados en laboratorios, pero estas no siempre concuerdan con las observadas en los hábitats de los anfibios en cuestión.
[50] Con los datos recogidos por Global Amphibian Assessment hasta principios del año 2006 se estima que: