Tanto el Reino Unido, como la Mancomunidad de Naciones y las Naciones Unidas consideraron la declaración unilateral de Rodesia como un acto ilegal y establecieron sanciones económicas a dicho territorio, siendo la primera vez que fueron impuestas sobre un territorio secesionista.
Mientras Smith insistió en que esto se había cumplido, tanto el Reino Unido como los líderes nacionalistas blancos rechazaron dichas afirmaciones.
Aunque ningún país reconoció la UDI, la Corte Suprema de Rodesia consideró al gobierno como legal en 1968.
Aunque Smith originalmente declaró que mantendrían la lealtad a la monarquía británica, Rodesia se convirtió en una república en 1970, en un intento fútil de ganar reconocimiento internacional.
La declaración de independencia desató una guerra civil entre el gobierno blanco y dos grupos nacionalistas negros pro-comunistas que eran rivales entre sí.