Llegando el fin de la década, algunos deadheads comenzaron a vender camisetas teñidas, burritos vegetarianos u otras comidas y artículos artesanales para financiarse el seguir a la banda en sus giras.
Nuevas olas de deadheads aparecieron y en los ochenta comenzaron a preocuparse por temas como la basura que dejaban los espectáculos de The Grateful Dead, haciendo crecer así una perspectiva ecologista que era apoyada también por la banda.
Por otro lado, comenzó a aparecer una jerga específica entre los deadheads por medio de la cual se podían reconocer entre ellos así como a sectores diferenciados de deadheads.
En parte inspiraría a los llamados phisheads en los noventa, los cuales eran así mismo fanes de la banda Phish y la seguían en sus giras tal como habían hecho los deadheads y tenían similares modos de comportamiento.
Un comportamiento similar se vio entre los fans de la banda argentina Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota apodados como ricoteros que seguían a la banda a lo largo y ancho de la Argentina.