El ser invidente no le impidió desarrollar una asombrosa habilidad como calculista mental.
Si se le preguntaba acerca de cualquier fecha específica del calendario, Daniel podía, en segundos, decir en qué día de la semana había caído, recordar el tiempo que hacía y lo que había hecho y comido durante el día; además de dar detalles sobre los eventos locales, regionales y nacionales que habían tenido lugar.
Daniel, de todos modos, tenía una habilidad mental más: el cálculo matemático.
Podía calcular mentalmente complicadas operaciones matemáticas en segundos, y otras extremadamente difíciles en minutos.
En ocasiones, se realizaban sesiones especiales dirigidas al público en general para testificar las habilidades únicas de Daniel.