Daniel Garnero

Daniel Garnero tuvo una destacada carrera como futbolista en el Club Atlético Independiente de Argentina, donde ocupó el emblemático dorsal número 10, previamente utilizado por Ricardo Bochini, consolidándose como un ídolo de la institución.

[5]​ Durante su paso por Independiente, Garnero contribuyó significativamente al club, logrando la consecución de un título local en 1994, la Supercopa Sudamericana de los años 1994 y 1995, así como la Recopa Sudamericana en 1995.

Posteriormente, tuvo breves períodos en la Universidad Católica de Chile y en el equipo mexicano, Toros Neza.

[6]​ Previamente, había ejercido como entrenador interino en Estudiantes de La Plata y en el Club Atlético Independiente.

Un mes después de su designación, Garnero conquistó la Copa Suruga Bank 2008, marcando su primer título como entrenador.

[12]​ Sin embargo, su segunda gestión estuvo marcada por relaciones tensas con algunos jugadores como Gastón Caprari, Federico Poggi, —quienes son considerados históricos del club—, y José Vizcarra.

[15]​ No obstante, su experiencia previa con un club en San Juan se reprodujo en Independiente Rivadavia, desencadenando una serie de acusaciones mutuas con la dirigencia, expresiones insultantes, problemas relacionados con los salarios pendientes y declaraciones contundentes por parte de jugadores como el arquero Gaspar Servio.

[19]​ Durante su paso por Sol de América, destacó en el Torneo Clausura 2015, logrando clasificar al equipo para una competencia internacional después de 24 años y por primera vez a la Copa Sudamericana 2016.

[22]​ Sin embargo, esta racha llegó a su fin en la fecha 12 con una derrota por 6-0 ante el Club Olimpia.

[33]​ En su estadía en el gumarelo, Garnero alcanzó los 8 títulos de liga y se convirtió en el director técnico más ganador de la historia del fútbol paraguayo.

[37]​ En su primera intervención como seleccionador, Garnero mantuvo en gran medida la continuidad en las convocatorias de su predecesor, Barros Schelotto.

[39]​ Para este partido, Garnero hizo debutar a cuatro futbolistas (Iván Ramírez, Matías Espinoza, Álvaro Campuzano y Adam Bareiro)[40]​ e implementó una formación táctica con carrileros, que consistió en una disposición de 5-4-1,[41]​ lo cual representó una estrategia inusual para la selección de Paraguay.

Esta actuación dejó al equipo eliminado en la segunda ronda y se considera una de las peores en casi un siglo.

[48]​ Sus decisiones, como cambiar de arquero a última hora e insistir en ciertos jugadores, fueron criticadas.

[47]​ La incapacidad del equipo para reaccionar y mejorar durante los partidos ha llevado a cuestionar su continuidad al frente de la selección.

[52]​ Tuvo una breve participación en la selección absoluta de Argentina, donde jugó en un único partido amistoso.