En 1982 descubrió la fase icosaédrica, la cual abrió un nuevo campo para los cristales cuasiperiódicos.
Entre 1981 a 1983 trabajó en la Universidad Johns Hopkins con aleaciones de aluminio y descubrió la fase llamada icosaédrica, que abre un nuevo campo de estudio para los cristales cuasiperiódicos.
Gracias al descubrimiento de Dan Shechtman, otros grupos fueron capaces de formar cuasicristales similares, y encontraron que estos materiales tienen baja conductividad térmica y eléctrica, mientras que poseen alta estabilidad estructural.
Se desempeñó en varios Claustros Universitarios del Technion, llegando a dirigir uno de ellos.
En la actualidad ocupa alrededor de cinco meses al año en Ames en un trabajo a tiempo parcial.