Hija del matrimonio formado por el comerciante Cástor María Arango Días y Elvira Pérez.
Un año después es invitada por Jorge Eliécer Gaitán a realizar una exhibición individual en el Teatro Colón.
Utiliza metáforas zoológicas en su arte para aludir a aspectos políticos, algo que se puede ver en su pintura La salida de Laureano.
Desde 1946 se interesó por la técnica del fresco y estudió la obra de algunos acuarelistas mexicanos.
Viajó además por México, Estados Unidos, España, Inglaterra, Escocia, Francia y Austria.
Ello motivó su inmediato regreso a Medellín, donde ese mismo año expuso en el Centro Colombo-Americano una serie de cerámicas.
A lo largo de una carrera que abarcó casi ocho décadas, Arango desafió constantemente la tradición y provocó controversia en sus obras.
Fueron sus pinturas de desnudos femeninos lo que instigó el debate; etiquetados como obscenos por la Iglesia Católica, también fueron rechazados por el público y otros artistas.
Ningún otro artista colombiano estaba explorando estos temas de mujeres en el mundo en este momento, lo que los hace aún más provocativos e innovadores.
Antes de morir, legó a su discípulo, el pintor y escultor colombiano Joaquín Restrepo sus conocimientos.