El término cutícula se utiliza para referirse a una variedad de duros revestimientos no minerales exteriores en la totalidad o en alguna parte de un organismo, al que proporcionan protección.
En la anatomía humana, la cutícula se refiere a varias estructuras, no solo al eponiquio de la uña, es decir, a las capas de las células epidérmicas o queratinocitos que producen la queratina, proteína también presente en los cuernos de los animales, y además a la capa superficial de células sobrepuestas que cubren el eje del cabello (cutícula pili), que encierra al mismo en sus folículos.
Los principales componentes estructurales de la cutícula de los nemátodos son proteínas, colágeno y proteínas especializadas insolubles muy entrelazadas conocidas como cuticlins, junto con glicoproteínas y lípidos.
Plantas xerófilas como el cactus poseen cutículas muy gruesas que les ayudan a sobrevivir en los climas áridos.
Por otro lado, una cierta terminología morfológica en micología hace distinciones más finas, tales como los descritos en el artículo sobre el "pileipellis".