La cueva de los Burros es una pequeña cueva conocida desde tiempo inmemorial, habiendo sido usada ocasionalmente como refugio por los pastores de la zona.
Fue primeramente dada a conocer en el ámbito científico por el arqueólogo Henri Breuil en 1934.
El primer estudio detallado de la misma se debe a Mínguez, Ramírez, y Ugarte, en 1985.
En la gruta se hallan pinturas rupestres en paneles de la entrada (2), centro (4) y fondo (3), apenas perceptibles y en muy deteriorados como consecuencia de la erosión.
Hay alguna representación antropomorfa y grupos de puntos y rayas, típicos de la pintura rupestre esquemática o esquematismo, que podrían remontarse al calcolítico.