Después de adentrarse unos 800 m desde el exterior, se alcanza el llamado Salón negro, una rotonda natural cuyas paredes se encuentran adornadas con un centenar de representaciones animales en un conjunto excepcional magníficamente conservado.En la entrada se ha habilitado un pequeño espacio museográfico con un espléndido pabellón-escultura en acero corten del arquitecto italiano Massimiliano Fuksas.Desde el inicio del siglo XVIII la gruta ya tuvo gran interés para los turistas de la época, quienes dejaron numerosas muescas en sus muros, aunque no se sabía que algunas de las pinturas fueran tan antiguas.Solo en 1906, gracias al capitán Molar y a sus hijos, que hicieron un mapa de la gruta y descubrieron las pinturas del Salón negro, Niaux atrajo la atención de especialistas en arqueología que reconocieron su ocupación prehistórica.[1] En 1907 fue investigada por H. Breuill y E. Cartailhac, pero el descubrimiento de las pinturas del Salón negro fue solo el principio.El bestiario representado comprende principalmente bisontes (54), caballos (29), caprinos (15), así como los ciervos e incluso pescados.Una hipótesis propuesta a finales del siglo XIX, y puesto al día recientemente, sobre todo por Jean Clottes,[4] pone en relación el arte paleolítico con el chamanismo.Las representaciones están convencionalmente estilizadas (patas en triángulo, la cola nunca toca los cuartos traseros) y siguen las formas de la pared.El recorrido se hace en pequeños grupos de hasta 20 personas[7] y están dirigidos por un guía: de julio a septiembre hay 11 visitas diarias, con 45 minutos entre cada grupo; el resto del año solo hay tres visitas diarias.La otra parte de la cueva, la red Clastres, no está abierta a los visitantes.
la entrada en la gruta de Niaux vista desde la gruta de la Vache, con la escultura de
Massimiliano Fuksas
Réplica de una pared de la gruta de Niaux en la que están representados
bisontes
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