Cuando surge la magnitud excepcional y se une a las otras tres se alcanzaría el Uno, o símbolo de la totalidad.
La cuaternidad, a diferencia del resto de opciones previas, véase politeísmo, dualismo, monismo, monoteísmo, trinidad, se constituiría al plantearse una imperfección en esta última, dado que le restaría un cuarto momento para alcanzarla:[3] Relata Jung en uno de sus viajes, en este caso a Kenia y Uganda, una muestra sincronística sobre el despliegue de la cuaternidad: Menciono este episodio para mostrar por qué sutiles caminos nuestros actos estaban influidos por un arquetipo.
Éramos tres hombres y ello era puramente casual.
Yo había rogado a un tercer amigo que nos acompañara, pero circunstancias adversas le impidieron venir.
Emergía como arquetipo de la tríada, que pide al cuarto, tal como ha ocurrido una y otra vez en la historia de este arquetipo.