Las fisuras son ocupadas por agua durante el deshielo del verano, que al congelarse durante el invierno contribuye a hacer crecer el tamaño de la cuña, ayudados también por el proceso de contracción térmica del permafrost.
Durante el verano el permafrost se expande al aumentar la temperatura y el fenómeno de compresión horizontal produce que los sedimentos en la superficie del permafrost se eleven mediante deformación plástica creando pequeños montículos.
Al invierno siguiente el frío vuelve a congelar y fisura la cuña de hielo que estaba en formación y desarrolla rendijas que pueden ser rellenadas durante el verano por la nieve al derretirse.
Actualmente se observa la presencia de los tres tipos y en distintas partes del mundo.
La cuña, que ahora está vacía, se llena paulatinamente con sedimento y residuos de las paredes vecinas.