El proceso histórico desarrollado con las peregrinaciones jacobeas engloba amplias áreas del conocimiento y la cultura, pero también elementos propios de la etnografía y la cultura popular íntimamente vinculados con la religiosidad tradicional de España.
Uno de estos elementos que se repiten en todo el paisaje a la vera del camino de Santiago y en sus encrucijadas, es el crucero.
El anverso está dedicado al Crucificado y el reverso, en la mayoría de los casos, está ocupado por una imagen de la Virgen María.
Los cruceros son elementos devocionales integrados en el paisaje y en la cultura popular de la región que atraviesa el camino.
El marco natural en el que se insertan habla por sí mismo del permanente sentimiento supranatural que rodea la vida tradicional del campo.