En los seres humanos, hay patrones cíclicos diarios claros en la temperatura corporal central, hormonales y la mayoría de los otros sistemas biológicos.
Estas variantes se encuentran asociadas a genes conocidos por su importancia en la fotorrecepción y la regulación de los ritmos circadianos.
[2] La variante genética más fuertemente asociada al cronotipo ocurre cerca del gen rgs16, que es un regulador de la señalización mediada por proteínas G, y tiene un papel conocido en los ritmos circadianos.
[2][3] Desde hace algún tiempo, se sabe que la alteración de los ritmos circadianos está asociada a enfermedades humanas, principalmente metabólicas.
Nuevos estudios han demostrado que existe una clara correlación genética entre el cronotipo y el índice de masa corporal (IMC).