Los antiguos egipcios rendían culto a Sobek, un dios-cocodrilo asociado con la fertilidad, la protección, y el poder del faraón.
[8] La relación de los egipcios con Sobek era ambivalente: en ocasiones dieron caza a los cocodrilos, e injuriaron al dios, y otras veces lo vieron como el protector del faraón y origen de su poder.
Otro templo de importancia dedicado a Sobek se encuentra en Kom Ombo.
Cuando los cocodrilos morían eran embalsamados, momificados, depositados en sarcófagos y enterrados en tumba sagrada.
Heródoto menciona que los sacerdotes del Antiguo Egipto eran selectivos cuando elegían a los cocodrilos.