Otros grupos eran las diferentes asociaciones Alumni, cuyos miembros se reclutaban entre los antiguos estudiantes de escuelas católicas congoleñas.
Muchos dirigentes políticos provenían de esas asociaciones, cuyas redes estaban bastante extendidas.
A principios de los años 50, Bélgica se veía presionada para que transformase el Congo Belga en un Estado soberano.
Sin embargo, ninguno de los gobiernos belgas dio pasos significativos en dicha dirección.
No obstante, el profesor Antoine van Bilsen publicó en 1955 un ensayo titulado Plan de 30 años para la emancipación política del África belga.
Un grupo de evolucionados católicos, sin embargo, se pronunció en favor de este plan en un manifiesto publicado en un periódico congoleño, Conciencia Africana (Conscience Africaine), en el que lo único que se cuestionaba era la escasa participación local en su aplicación.
En la fecha prevista, se proclamó la República Democrática del Congo, con Joseph Kasa-Vubu como presidente y Patrice Lumumba como primer ministro.
En la ceremonia de independencia, Lumumba pronunció un duro discurso en el que condenaba las tropelías cometidas por los belgas.
El país compartía el nombre con la República del Congo al oeste, una colonia francesa que también alcanzó su independencia en 1960, por lo que solo se distinguían estos territorios por el nombre de sus capitales, Leopoldville y Brazzaville.
Estos hechos causaron una enorme preocupación en Occidente, ya que en el Congo vivían (la mayoría en la capital) unos 100.000 europeos, y estos acontecimientos minaron la credibilidad de un nuevo gobierno, incapaz de controlar a su propio ejército.
Cuando habían pasado 67 días desde la toma del poder, Patrice Lumumba fue cesado por el presidente Joseph Kasa-Vubu.
A partir de ese momento, Lumumba permaneció bajo arresto domiciliario en la residencia del primer ministro.
Lumumba fue alcanzado mientras cruzaba el río Sankuru, y capturado por soldados adeptos a Mobutu.
En 1965, Joseph Mobutu tomó el poder con la anuencia de los países occidentales, que lo veían como un baluarte contra el comunismo en África.
Durante las tres siguientes décadas, Mobutu encabezó uno de los regímenes africanos más violentos, corruptos y dictatoriales.
Dado que la situación económica y política empeoraba, otra vez Kabila inició una revuelta militar desde el este del país en octubre de 1996 para derrocar al régimen.