El primero en utilizar el término petit mal (en español: pequeño mal) para nombrar estos episodios fue el psiquiatra francés Jean Étienne Dominique Esquirol.
[1] Son típicas de personas jóvenes, generalmente menores de 20 años, aunque se presentan principalmente durante la infancia, por lo que pueden confundirse con falta de atención y afectar el rendimiento escolar.
[2] El síntoma principal y característico es el deterioro repentino de la conciencia, que suele ser breve y durar solamente unos segundos.
Suelen ser repetitivas y presentarse en varias ocasiones en el transcurso del día.
[2] Aunque los rastreos con resonancia magnética nuclear pueden resultar útiles para descartar otras patologías, la única prueba diagnóstica confirmatoria es el electroencefalograma,[1] donde aparecen espicas y complejos de ondas lentas.