Presta especial atención a las condiciones físicas del terreno y al paisaje, además se tiene en cuenta el estudio de los topónimos.
Los antiguos griegos fueron los primeros en ocuparse de esta rama de la geografía, aplicándola en sus narraciones y mapas.
Este tipo de estudios eran muy valorados por sus implicaciones económicas.
Los objetos de estudio del corógrafo son, primero, la toponimia, después la situación así como sus límites y extensión.
Posteriormente, estudia los rasgos climáticos más destacados (sobre todo los vientos), acabando por la comunidad humana que la conforma.