Para descubrir este maravilloso salto, primero es necesario tener un espíritu aventurero y buen estado físico para perderse en los "vericuetos" de los camino que conducen hasta la base del cerro.
Se recomienda realizar el laberinto a pie desde la entrada misma, recorrido de 1000 metros que se realiza entre añosos árboles que alcanzan hasta 50 metros de altura, lianas, takuara y espeso bosque nativo.
Hay que hacerlo a pie para no perderse ningún detalle, hasta llegar al rincón paradisíaco.
El chorro de agua que cae desde 50 metros es parecido a una silueta simbreante por el dominio del viento.
En este bello y majestuoso escenario, nace el arroyo Takuara, otro atractivo turístico de la zona.
Desde el punto de vista cultural, existen inscripciones rúnicas y numerosos elementos antropológicos.
Todas estas actividades mencionadas se llevan a cabo tanto en el área protegida como en la zona de amortiguamiento.