Esta edición estuvo caracterizada por la falta de entendimiento entre las dos entidades que disputarían la final y la Federación Catalana de Fútbol en cuanto a las fechas y los jugadores a convocar.
El R. C. D. Espanyol admitía llevar a jugadores del primer equipo con la condición de que el F. C. Barcelona así lo hiciese.
Los segundos no aceptaron y finalmente se decidió llevar a los conjuntos filiales de ambos equipos.
[1] Por este conflicto la Federación Catalana decidió modificar las futuras ediciones de la competición.
Los clasificados se enfrentan a los equipos de Primera División.