El nombre popular del convento se debe a su fundadora.
La novela de Benito Pérez Galdós titulada Fortunata y Jacinta publicada en 1887 retrata el aspecto social del convento.
La idea era la acoger a mujeres «desamparadas» que se encontraban entre los 15 y 25 años con la condición previa de no estar enfermas.
Con los años el recinto se iría ampliando y acogiendo cada vez más mujeres.
[4][5] En tiempos de Benito Pérez Galdós el convento ya era muy popular.