En los primeros años del siglo XV existía una casa o ermita en un pequeño valle cercano a Rioseco llamado Valdescopezo, en el páramo de montes Torozos.
[1] Construido para la orden de los franciscanos recoletos, contaba con el edificio conventual, la iglesia y otros departamentos menores.
En la parte trasera llegó a extenderse una gran huerta, guarnecida de cipreses, pinos y otros árboles.
[1] La iglesia del convento, situada en el ala oriental, era una nave sostenida por medias pilastras, con cuatro capillas laterales y cubierta de bóveda ojival guarnecida de filetes y rosetones.
En 1853 era ya descrito por Ventura García Escobar como «un árido y despoblado erial»;[1] fue demolido en la primera mitad del siglo XIX.