Control de la respuesta inmunitaria

Por eso, el ser humano ha tratado de buscar cómo controlar una respuesta inmunitaria que permita restablecer el equilibrio perdido.

Así reconstituídos, los animales respondieron a la inmunización con eritrocitos de carnero formando anticuerpos.

El bazo y el timo producen células inmaduras que no son funcionales hasta después de nacer.

La autoinmunidad se define como la imposibilidad del organismo para reconocer las células propias, lo que conlleva una respuesta inmunitaria contra ellas.

Este proceso se puede controlar con fármacos esteroideos como la prednisona, que se emplea en las enfermedades autoinmunitarias (la enfermedad de injerto contra huésped, entre otras), ya que actúa como inmunosupresor y reduce la producción de anticuerpos en general.

Esta enzima es importante, ya que los linfocitos B y T la necesitan para su proliferación.