En numerosos casos, los estados han combinado técnicas de contrainsurgencia con prácticas de «guerra sucia», actividades ilegales y contrarias a los derechos humanos, tales como ejecuciones extrajudiciales, secuestros y torturas, que podrían constituir crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad.Al principio la contrainsurgencia consistía en una represión férrea, pero gracias a la experiencia y a la meditación las estrategias fueron cambiando para lograr atraerse al pueblo hacia la causa gubernamental.Posteriormente los estadounidenses adaptaron varias de estas técnicas en Vietnam con un resultado catastrófico.En la colección Nam llega a describirla como la mejor forma de reclutamiento que tenía el Vietcong.Tras la guerra en el sureste asiático la lucha contra la insurgencia dio un vuelco por dos razones: De este modo los fracasos de los movimientos guerrilleros e insurgentes se han ido acumulando progresivamente: