Consolación a Polibio

IX), "no hay nada eterno y pocas cosas duraderas" (Cap.

I), por lo que la salida del hombre fuerte (vir fortis) es aceptar "la ley inexorable de la naturaleza" con dignidad, moderando sus emociones y refugiándose en el estudio que le permita llegar a la sabiduría y, quizás, a una inmortalidad pasajera, porque la fama que se alcanza entre los hombres y su Historia no es eterna.

Así, "en este mar proceloso, expuesto a todos los vendavales, los navegantes no tienen más puerto que la muerte" (Cap.

Desde una perspectiva moderna, este pensamiento es un curioso punto de bifurcación, ya que por un lado la religión cristiana proclama la vida eterna después de la muerte y, por otro, la filosofía existencialista y del absurdo tiende a creer en la nada.

Es interesante ver que en Séneca ambas posturas están expresadas con una genial equidistancia.