Concupiscencia

Sin embargo, el concepto es más general y atañe a todas las dimensiones de la conducta.Por ello debemos ser regidos por la prudencia (la razón humana), debiendo estar ésta iluminada por la fe, que significa, obedecer a una razón más alta que la de todos nosotros, el Logos, como dice Juan en el capítulo 1, o la luz de la fe.La concupiscencia no es, en la moral cristiana y conscientemente también en la católica, un pecado, sino que es la inclinación a cometerlo (es decir, como madre de este).Esto tiene que ver con las distintas interpretaciones del pecado original, que para la mayoría de los teólogos del cristianismo evangélico actual, como para los protestantes del siglo XVI, corrompió la naturaleza humana de manera absoluta, aún la Biblia de Jerusalén (católica) dice en Romanos 3:12 que: Romanos, 3 - Biblia Católica En línea Leia mais em:https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/romanos/3/, esta naturaleza, hasta entonces inclinada al bien, fue totalmente corrompida; ahora bien, para los católicos apostólicos ortodoxos y romanos privó a los hombres del don que hasta entonces compensaba la propensión de la naturaleza humana, desde su mismo origen, hacia el mal, esto es, hacia la concupiscencia, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el 418: "[...]la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada "concupiscencia").La Biblia enseña que solo la sangre derramada de Jesús puede limpiar nuestros pecados (Romanos 5:8, 9; 1 Juan 1:7).Esta visión del Bautismo tiene su sustento en el hecho bíblico de que ningún niño pequeño, menos aún un bebé, fue jamás bautizado en la Biblia; eso, por el simple hecho de que estando en inocencia infantil, aún no se ha pecado, a esta verdad se refiere nuestro Señor Jesucristo en Mateo 18:1-4 (Capítulo 18, versículos del 1 al 4).