[1] Previamente, la región había sufrido durante veintidós años la segunda guerra civil sudanesa, que se dio por concluida en 2005,[1] y las luchas entre las tribus messiria y rizeigat en 2008.
Los actos paliativos del gobierno de Sudán, en parte acusando la crisis económica global, fueron insuficientes y aislados.
[3] A comienzos del año 2009 las luchas entre tribus nómadas sudanesas se cobraron la vida de unas 900 personas, la mayoría mujeres y niños, en el sur de Sudán.
[2][4] Las fuerzas del orden sudanesas intentaron evitar nuevos enfrentamientos mediante la creación de una zona intermedia protegida por ellos.
Lise Grande, coordinadora de la ONU para el país, explicó entonces que la violencia étnica era cíclica en la región, intensificada durante la estación lluviosa, especialmente en las áreas más pobres, que padecen hambrunas.