A finales de noviembre de ese mismo año el jurado dio como ganadores al escritor navarro Juan Jesús Fernández de Retana con el cuento titulado Epitafio del desalmado Alcestes Pelayo, en la modalidad en castellano, y al entonces preso Joseba Sarrionandia con el cuento Enperadore eroa (El emperador enloquecido), en la modalidad en euskera.
[1] El jurado para los cuentos en lengua castellana lo integraron Ramiro Pinilla, Luis de Castresana y Gregorio Sanjuán, mientras que para los cuentos en lengua vasca estuvo formado por Angel Zelayeta, Iñaki Zubiri y Alfonso Irigoyen.
[7][8] Ese mismo año, a iniciativa del colectivo de libreros, editores, distribuidores, entidades culturales y críticos literarios, se realizó una edición especial con el nombre de Cuentos incombustibles,[9][10] que reproducía los textos destruidos con una indicación cruzada en la portada que decía «Este es el libro quemado por el alcalde de Bilbao».
[4] Aunque como alcalde asumió la responsabilidad, años después Jon Castañares achacó la toma de decisión a un funcionario.
[12] Poco después se instituyó el Concurso de cuentos Gabriel Aresti, que vendría a reemplazarlo.