Concordato de Viena

Según este concordato el Emperador conservaba la posibilidad de nombrar obispos y abades del territorio del imperio (quedando salva la posibilidad del Papa de nombrar a una persona que considerara «más digna»).Para los demás cargos, tanto el Papa como los funcionarios imperiales alternaban los nombramientos.Gracias a este concordato el emperador fue coronado por el Papa en 1452.El Pontífice se aseguró que no se continuara el proceso de creación de una iglesia nacional en el imperio, idea propulsada por anteriores emperadores tras el Cisma de Occidente, dejando que los electores eclesiásticos hicieran los nombramientos para puestos vacantes durante los tiempos en que al Papa le correspondía nombrar.Así se ganó el apoyo de los electores y pudo mantener dividido internamente al imperio a favor de las políticas papales.