El violonchelo y el contrabajo comparten el mismo pentagrama, sonando este último una octava inferior.
Está escrito en la misma tonalidad que otras piezas sobresalientes de la obra mozartiana, como el Réquiem o la ópera Don Giovanni, en re menor.
Pocos días después de su estreno, Leopold Mozart, su padre, visitó Viena y le escribió a Nannerl sobre el reciente éxito de su hermano: Ludwig van Beethoven admiraba este concierto y lo mantenía en su repertorio cuando joven.
Los tres movimientos (partes) del concierto llevan las siguientes indicaciones de tempo: Es interesante señalar que el tercer y último movimiento recibe el nombre de Rondó por cuanto esa es su forma musical, por su parte, el Allegro assai se infiere del contexto.
El rondó final comienza con unas notas del piano solo que serán respondidas inmediatamente de un modo furioso por la sección orquestal.