El primer documento oficial que atestigua la presencia de una pequeña comunidad judía en Trieste se remonta a 1236 y consiste en una escritura notarial que menciona la estipulación de un préstamo de 500 marcos entre el obispo Giovanni y el hebreo Daniel David para luchar contra los ladrones que en la época acechaban el Carso.
Durante el período medieval, los judíos que residían en la ciudad se dedicaban principalmente a las actividades bancaria y comercial.
En 1912 se inauguró la nueva Gran sinagoga, reemplazando así las cuatro antiguas más pequeñas.
[1] En 1938, durante el período fascista, se promulgaron las leyes raciales y a partir de 1940 hubo ataques contra la comunidad judía.
Los judíos ancianos y enfermos, allí hospitalizados, fueron brutalmente subidos a los autobuses y llevados a la Risiera di San Sabba, obtenida de un molino para el descascarillado de arroz.