Complot de los médicos

Desde 1952 el antisemitismo en la Unión Soviética ―que había estado oficialmente prohibido durante los años anteriores―, empezó a manifestarse de manera más agresiva en la prensa gubernamental y en los discursos políticos, anticipando un cambio total en la política soviética.

Once de los condenados fueron judíos, entre ellos el antiguo líder del comunismo checo Rudolf Slánský.

Esta circunstancia fortaleció el antisemitismo en la Unión Soviética, alimentado ahora por la propaganda oficial.

Ese complot estaría operando bajo dirección de once médicos (siete de ellos judíos), que habían usado tratamientos médicos para asesinar a importantes miembros del partido comunista soviético como Andréi Zhdánov (muerto naturalmente en 1948) y su cuñado Aleksandr Scherbakov director del Sovinformburó (muerto en 1945 tras años de alcoholismo crónico); el mismo artículo acusaba a los médicos judíos de tramar la muerte de tres importantes líderes militares del Ejército Rojo: los generales Iván Kónev, Aleksandr Vasilevski y Leonid Góvorov.

En febrero la campaña antijudía es iniciada en los países satélites de la Unión Soviética en Europa Oriental.

Los partidos comunistas de Europa Occidental, bajo la dirección tácita de la Kominform, se adhirieron sin crítica a los términos del gobierno soviético y pidieron la condena para los «médicos sionistas asesinos».

El propio Beria pidió instrucciones a Stalin debido a la ausencia de sustento para continuar las pesquisas contra los médicos judíos, y el fracaso de las torturas en los interrogatorios para hallar indicios fiables del complot.

No fue sino hasta 24 horas después que los jefes del Politburó supieron de su grave situación, debido al aislamiento que este mismo se había impuesto respecto al mundo exterior, y el 5 de marzo Stalin murió.