En 1945, cuando el Sr. Brittingham cumplía 65 años, aceptó la invitación, por lo que se trasladó a Mexicali con sus hijos Eduardo, Nelson y Juan.
Los administradores como Juan, Nelson y Eduardo Brittingham (3 hijos del director) también vivían en esas viviendas, aunque separados de los trabajadores.
En Navidad se les organizaba una fiesta posada para los trabajadores con sus esposas e hijos.
La empresa contaba con más de 500 trabajadores, y se convirtió en un ícono de la época dorada, la época del “oro blanco”, la época que representó un auge económico en Baja California y que a su vez, propició una alta calidad de vida en los cachanillas.
En 1930, el Sr. Brittingham vendió el 66% de sus acciones a la empresa norteamericana Anderson, Clayton Co.
Promovió la expansión de la agricultura y el algodón, así como el crédito agrícola, mediante el cual proporcionaba a los agricultores los medios para que contaran con los recursos necesarios para su siembra, desde la preparación hasta el cultivo; además les compraba el hueso (la semilla), que utilizarían para industrializarlo en su fábrica.
La empresa contaban con 9 plantas despepitadoras distribuidas en diversas partes del Valle de Mexicali.
[4] La empresa producía jabón, aceite refinado, manteca para cocinar para el consumo humano y harinolina como alimento para ganado.
Griffin sabía que la jabonera de Mexicali estaba considerada como la más moderna y mejor manejada de toda la compañía y del mundo.
Para 1970, la participación de la Jabonera en el mercado local venía a la baja.
La empresa cerró sus puertas en 1974 debido al desplome del algodón y el crecimiento de las fibras sintéticas.