Colorante alimentario

Previo a estas investigaciones la estabilidad de los colorantes y su empleo eran completamente ineficientes.Algunos ejemplos según su peligrosidad son: Inofensivos: Precaución: Evitar: Sustancias no consideradas aditivos alimentarios, a pesar de dar color, por no tener asociado ningún número: Para asegurar la reproducibilidad, los componentes colorantes de estas sustancias se suelen suministrar en formas altamente purificadas, y para mayor estabilidad y comodidad, pueden formularse con excipientes adecuados (sólidos y líquidos).Tales son: caramelos, refrescos, alimentos para animales, gelatinas, helados, ciertos postres, cereales y panes, snacks, salchichas (su superficie), condimentos para ensaladas.Los colorantes alimentarios pueden usarse para teñir tejidos, pero no suelen soportar bien el lavado cuando se usan sobre algodón, cáñamo y otras fibras vegetales.Aunque las investigaciones pasadas no han detectado correlación entre el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y los colorantes alimentarios,[6]​[7]​ nuevos estudios señalan que los conservantes sintéticos y los colorantes artificiales son agravantes de los síntomas del TDAH, tanto en los afectados del trastorno como en la población general.[8]​[9]​ Los estudios más antiguos probablemente resultasen no concluyentes debido a métodos clínicos inadecuados para medir el comportamiento alterado; los informes parentales fueron indicadores más precisos de la presencia de aditivos que las pruebas clínicas.[13]​ La cochinilla se obtiene de insectos y por tanto no es vegano ni vegetariano.[14]​ El azul de Coomassie fue citado en un estudio reciente en el que ratas que había sufrido una lesión espinal recibían una inyección del tinte justo después de la herida, logrando recuperar o retener el control motor.
Colorantes alimenticios disolviéndose en una fina película de agua.
Los refrescos son los alimentos más coloreados por la industria.
Polvo de cúrcuma.