Muestra cómo la ocupación inglesa y el «Reino de Bourges» son momentos esenciales en la afirmación del sentimiento nacional francés: la elección del arcángel San Miguel se hace patente, mientras que San Denís y San Luis, demasiado cercanos a los ingleses, quedan relegados.
La obra de Colette Beaune renueva, según analiza Michel Sot, la aproximación a la historia política del final de la Edad Media subrayando en su dimensión el imaginario cristiano.
[2] Para Michelle Bubenicek, la obra sitúa a la heroína de la historia francesa "bajo un enfoque decididamente innovador".
Sitúa el viaje de Juana en la larga línea de profetas y profetisas y nos permite comprender mejor esta época en su totalidad.
[3] En 2012, la Academia Francesa le concedió el Gran Premio Gobert por el conjunto de su obra.