Sin embargo, su eliminación es difícil, ya que se requiere una enmienda constitucional, un proceso que en Estados Unidos es bastante largo y complejo; por ello, en los últimos años, los críticos del sistema se enfocan en reformarlo.
En lugar de votar directamente al presidente y vicepresidente, los ciudadanos de los Estados Unidos eligen a los miembros del Colegio Electoral designados por su estado o distrito federal, quienes, aunque técnicamente son libres de votar a favor de cualquier persona elegible para ser presidente y vicepresidente, en la práctica se comprometen a hacerlo por candidatos específicos,[2] respetando el sentido del voto popular.
[4] En cada estado, los votantes escogen una papeleta en la que, en la inmensa mayoría de los estados, figuran el nombre de los candidatos a presidente y vicepresidente y el partido al que pertenecen.
Los otros dos estados, Maine y Nebraska, utilizan un sistema escalonado donde un único elector es elegido dentro de cada distrito del Congreso y dos electores son elegidos por voto popular a nivel estatal.
El candidato declarado electo puede no haber obtenido el mayor número de votos en la votación popular a nivel nacional en una elección presidencial y aun así puede ganar la presidencia.
La iniciativa más realista de reforma del Colegio Electoral es el National Popular Vote Interstate Compact (NPVIC), una ley que haría que los estados que se unan al pacto, actuando juntos cuando reflejen una mayoría de electores (al menos 270), comprometerán a sus electores al ganador del voto popular nacional.
[9] Actualmente, todos los estados eligen los electores por la elección popular en la fecha especificada por la ley federal.
Este método se ha utilizado en el estado de Maine desde 1972, y en Nebraska desde 1992.